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El fruto de la palma africana, permite la obtención de dos aceites de gran importancia en las industrias alimentaria, cosmética y oleoquímica: el aceite crudo de palma y el aceite crudo de palmiste. Aunque ambos provienen del mismo fruto, se extraen de partes distintas y presentan composiciones químicas y propiedades físico-funcionales claramente diferenciadas.
El aceite crudo de palma se obtiene del mesocarpio (la pulpa carnosa) del fruto mediante prensado mecánico. Es un aceite de color rojo-anaranjado, rico en ácidos grasos saturados (principalmente ácido palmítico) y monoinsaturados (ácido oleico), así como en carotenoides y vitamina E (tocoferoles y tocotrienoles), lo que le confiere una alta estabilidad oxidativa.
Industria alimentaria: Producción de aceites de cocina, margarinas, sopas instantáneas, snacks, galletas y productos horneados. Se refina, blanquea y desodoriza para eliminar el color rojizo y hacerlo más neutro.
Industria cosmética y farmacéutica: Base en jabones, cremas y otros productos de cuidado personal.
Biocombustibles: Se utiliza como materia prima para la elaboración de biodiésel.
El aceite crudo de palmiste se extrae del endospermo o núcleo del fruto (conocido como palmiste) tras su secado, trituración y prensado. Es un aceite de color amarillo claro, con un perfil lipídico dominado por ácidos grasos de cadena media, especialmente ácido láurico, lo que lo hace altamente funcional para aplicaciones no alimentarias.
El aceite crudo de palma y el aceite crudo de palmiste son productos complementarios con perfiles químicos, propiedades técnicas y aplicaciones industriales específicas. Su diferenciación permite una amplia gama de usos en sectores como la alimentación, la cosmética, la limpieza y la oleoquímica. Su correcta identificación y procesamiento son claves para maximizar el valor agregado en la cadena de producción.
