El aceite de coco funciona como una hidratación intensiva previa al shampoo, especialmente en cabellos gruesos, rizados o dañados.
Puedes usarlo en versión larga (toda la noche) o exprés (5 minutos en verano). Ayuda a reparar la fibra capilar, evitar la pérdida de proteína por el sol y suavizar puntas abiertas.
Aplicado en pequeñas cantidades sobre el cabello limpio y húmedo, reduce el encrespamiento y ayuda a moldear rizos. Actúa como una alternativa natural a las cremas de peinar o geles.
No recomendado para cabello fino o graso.
Gracias a sus propiedades antimicrobianas y nutritivas, sirve como pretratamiento para mejorar la salud del cuero cabelludo.
Alivia picor, caspa, sequedad y estimula un crecimiento más fuerte.
Se aplica dejando actuar varias horas antes de lavar (requiere 2–3 champunadas para retirarlo).
El aceite de coco puede usarse:
Solo, como mascarilla de 1 a 1.5 horas.
En combinación con aguacate, creando una mezcla nutritiva.
Mezclado con aceites esenciales como ylang-ylang para potenciar su efecto.
Todas deben aplicarse antes del lavado para que penetren correctamente.
En la playa o piscina crea una barrera que evita que el cloro, el yodo y la sal penetren la fibra capilar.
El ácido láurico ayuda a mantener el cabello más fuerte y el calor del sol potencia su efecto hidratante.
Ideal para vacaciones o exposición solar prolongada.
Puede sustituir ceras o serums en el peinado.
Sirve para:
Crear un efecto “wet” natural.
Desenredar más fácilmente.
Sellar temporalmente puntas abiertas al aplicarlo en húmedo y secar después.
En climas fríos aporta fijación adicional al solidificarse ligeramente.
El aceite de coco es un aliado multifuncional para el cuidado capilar, especialmente para cabellos secos, gruesos y rizados. Desde tratamientos intensivos hasta usos rápidos para controlar el frizz o proteger del sol, este ingrediente natural ofrece resultados visibles con constancia. Incorporarlo en tu rutina puede transformar por completo la salud y apariencia de tu melena.
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