En muchas cocinas aún persiste el mal hábito de verter aceite usado directamente por el fregadero. Aunque parezca una solución rápida, este gesto tiene un fuerte impacto en las tuberías, el sistema de alcantarillado y, sobre todo, en el medioambiente.
En este artículo te explicamos los principales motivos para evitarlo, y además te compartimos formas seguras y sostenibles de reutilizar o desechar el aceite de cocina.
Cuando el aceite caliente se enfría, se solidifica y se adhiere a las paredes de las tuberías. Con el tiempo genera bloqueos, malos olores y daños que pueden resultar en costosas reparaciones domésticas. A gran escala, contribuye a la formación de los llamados “fatbergs”, enormes masas de grasa que colapsan el sistema de alcantarillado de las ciudades.
Cada año, los municipios deben invertir grandes recursos en limpiar tuberías y reparar daños ocasionados por grasas y aceites mal desechados. Estos costos terminan afectando a la comunidad y elevando los gastos de gestión de aguas residuales.
Cuando el aceite llega a ríos o suelos, crea una capa superficial que reduce el oxígeno en el agua y afecta la vida acuática. Además, en vertederos puede filtrarse y comprometer las aguas subterráneas. Incluso pequeñas cantidades de aceite son altamente contaminantes.
El aceite usado no siempre es un desecho. Con el cuidado adecuado, puede tener una segunda vida:
Filtra y almacena correctamente: cuela el aceite usado para retirar residuos y guárdalo en un recipiente hermético en un lugar fresco y oscuro.
Reutilízalo con límites: es posible freír nuevamente con él hasta 2 o 3 veces, siempre que conserve buen color, olor y no genere humo excesivo.
Aprovechamiento alternativo: el aceite filtrado puede servir para elaborar jabones artesanales, velas o incluso como base para biodiésel a pequeña escala.
Cuando el aceite ya no es apto para reutilizar, sigue estas alternativas:
Enfríalo y solidifícalo para luego colocarlo en un recipiente hermético no reciclable y desecharlo junto con la basura común.
Absorción con materiales como papel de cocina, aserrín o café usado, evitando derrames y malos olores.
Lleva el aceite a puntos de recolección: en muchas ciudades existen programas de reciclaje que lo transforman en biodiésel, jabones industriales o lubricantes.
Alianzas con empresas especializadas: en el sector gastronómico, los restaurantes suelen contratar servicios que recogen el aceite usado para darle un tratamiento seguro y sostenible.
Limpia sartenes y ollas con papel absorbente antes de lavarlas, para que menos residuos lleguen al fregadero.
Nunca uses agua caliente y jabón como “solución rápida”: solo dispersa el aceite momentáneamente, pero al enfriarse volverá a tapar tuberías.
Mantén un frasco o botella dedicada a recolectar el aceite usado en tu cocina, así evitarás tirarlo de manera inadecuada.
El aceite de cocina es un producto cotidiano, pero su desecho irresponsable puede convertirse en un gran problema ambiental y económico. Adoptar prácticas seguras para reutilizarlo o desecharlo correctamente es un aporte sencillo que podemos hacer desde nuestros hogares y empresas para proteger el planeta.
En lugar de verlo como un desecho, empieza a considerarlo como un recurso que puede transformarse y generar valor en otros sectores.
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